En contraposición con malas historias de entidades de
minusválidos que con fines picarescos sólo se hacen las víctimas esperando
concesiones para hacer negocio y suculentas subvenciones de las administraciones
públicas para lucrar a sus dirigentes o gestores que muchas veces ni son
minusválidos, ni gentes del país, ni procuran de verdad por la integración, la
recuperación y el bienestar del minusválido, impresiona el caso de la vida,
ejemplo y dura lucha de Terry Fox, un joven minusválido al que le amputaron por
entero la pierna derecha a causa de un cáncer que se le extendía, a la temprana
edad de 18 años, y que murió a los 22 años, cuando mientras luchaba por medio
de su particular marathon por conseguir fondos para destinarlos a la lucha
contra el cáncer, se le volvió a reavivar el cáncer (esta vez en los dos
pulmones).
Sin duda, en la historia de la humanidad puede decirse que han
habido unas pocas personas extraordinarias que nos impresionen y nos inspiren
con su ejemplo, y del joven canadiense Terry Fox bien puede decirse que él era
una de ellas, por su increíble historia de lucha, tesón, paciencia y
sufrimiento en su lucha contra el cáncer y su objetivo de que cada ciudadano de
Canadá pudiera donar por lo menos un dólar destinado para la investigación y
lucha contra ese cáncer que sufren miles de personas en su variedad de formas y
los sufrimientos que ello conlleva.
Para poder hacer llamar la atención y conseguir sus objetivos
de recaudación, estuvo unos 143 días recorriendo el equivalente a una maratón
diaria, del extremo este al extremo oeste de su país, a pesar de las duras
inclemencias meteorológicas y del extremo dolor que le producía la pierna
ortopédica. Un verdadero héroe, un ejemplo de admiración que le honra y que no
deberíamos de olvidar.
Un ejemplo de la diferencia entre ganarse las donaciones de
la gente, con duro esfuerzo, ejemplo y sacrificio, y la contraposición con
aquellos que controlan entidades aparentemente camufladas y opacas que
haciéndose las víctimas, y desde una postura cómoda y contemplativa, e incluso
muchas veces con una actitud de picaresca, esperan generosas y abundantes
subvenciones de las distintas administraciones públicas que obtienen del dinero
de los contribuyentes, y que muchas veces van a parar para lucros y enchufes de
unos cuantos listos que muchas veces ni siquiera tienen minusvalía reconocida,
y además muchas veces ni siquiera están para atender las necesidades de
personas minusválidas necesitadas que quedan en un total desamparo y
desprotección. En fin, una actitud de un muchacho que murió luchando, y que da
mucho para reflexionar.
Os dejo con el enlace sobre el extenso artículo de la
wikipedia que hace referencia a su vida: