Aunque más que discapacidad, yo prefería la palabra “minusvalia”.
Y aunque estemos dándoles vueltas al lenguaje, yo diría más bien que las
personas tienen “capacidades” diferentes, y de todo hay en la viña del Señor:
gente mejor y gente peor, gente envidiosa y gente generosa.
Por otra parte, como trabajé durante más de tres años de
mantenimiento en una organización de minusválidos que recibe muchas
subvenciones de distintos organismos públicos, y de donde me despidieron a dedo
y sin apenas explicaciones, observé que las persona discapacitadas son seres
humanos como el resto de los que no tienen discapacidades oficialmente
reconocidas, con las mismas pasiones, las mismas virtudes y defectos, los
mismos sentimientos de envidia,…sólo que la discapacidad acentúa o hace más visibles
sus defectos o virtudes, y no es que sean ni mejores ni peores que los demás.
Claro que los hay que necesitan ayuda y asistencia del Estado, ya que los
particulares en sí no suelen ser solidarios como para ayudarlos, a pesar de la
existencia de fundaciones particulares con la finalidad de ayudarlos, pero que
tienen una capacidad limitada. Y en esas organizaciones, igual como ocurre con
las demás que reciben subvenciones del Estado, tales como partidos políticos,
sindicatos, ONG’s,…tienen al enchufismo por parte de quienes tienen la suerte
de tener algún cargo o empleo en ellos, en lo que lo primero que se preocupan
es de poner a salvo sus espaldas, es decir, garantizarse el empleo (enchufe) y
con ello el sueldo que proviene de las subvenciones pagadas con dinero público.
Por eso en realidad esas organizaciones tienen mucha apariencia de cara a la
galería, y defienden sus propios intereses, digamos gremiales o
corporativistas, y con ello no están para defender y representar el resto de
los demás discapacitados menos afortunados. Esa es la cruda y triste realidad,
que quisiera que también se tuviera presente en tal día como hoy “DÍA DE LA
DISCAPACIDAD”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario